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Gérard de Nerval
22 de mayo de 1808 - 26 de enero de 1855. Era el seudónimo literario del poeta, ensayista y traductor francés Gérard Labrunie. Publicó "Viaje al Oriente" en 1851, "Les Illuminés, ou les precurseurs du socialisme" en 1852 y "Las Quimeras" en 1854. Su obra Aurelia en 1855 considerada por muchos especialistas como el punto de partida de la poesía surrealista. Sus últimos años de vida fueron los más productivos, sufrió graves trastornos mentales que lo obligaron a permanecer por temporadas en hospitales psiquiátricos. Finalmente, agobiado por las deudas y la enfermedad mental, se suicidó en Paris en 1855.
Anteros
Por qué en mi corazón hay tanta rabia, dices,
y en mi cuello flexible una cabeza indómita;
es porque yo provengo de la raza de Anteo
y hago volver los dardos contra el dios vencedor.
Yo soy de aquéllos, sí, que el Vengador alienta,
él me marcó la frente con su boca irritada,
bajo la palidez de Abel, llena de sangre,
lel rubor implacable de Caín tengo a veces!
Jehovah, aquél que, vencido por tu genio, el postrero,
del fondo del infierno gritaba: "¡Oh tiranía!"
es mi abuelo Belús o mi padre Dagón...
Tres veces me bañaron en las aguas del Cócito,
y, único protector de mi madre Amalécita,
siempre a sus pies los dientes del viejo dragón, siembro.
Artemis
La treceava vuelve... Vuelve a ser la primera;
y la única es siempre, o el único momento;
pues, tú, reina ¿quién eres? ¿la primera o la última?
Y, tú, rey ¿el amante único o el postrero?...
Amar a quien amé desde la cuna al féretro;
Ila que yo amaba solo aún me ama tiernamente!
Es la muerte o la muerta... ¡Oh delicia! ¡Oh tormento!
La rosa que sostiene no es rosa, es Malvarrosa.
Santa napolitana de manos que son fuego,
rosa de alma violeta, flor de la santa Gúdula:
encontraste tu cruz en los cielos desérticos?
¡Rosas blancas, caed! que insultáis a mis dioses,
caed, fantasmas blancos, de vuestro cielo ardiente:
-La santa del abismo es más santa a mis ojos.
El desdichado
Yo soy el Tenebroso, -el viudo-, el Sin Consuelo,
Principe de Aquitania de la Torre abolida:
Mi única estrella ha muerto, y mi laúd constelado
lleva en sí el negro sol de la Melancolía.
En la Tumba nocturna, Tú que me has consolado,
devuélveme el Pausílipo y el mar de Italia, aquella
flor que tanto gustaba a mi alma desolada,
y la parra do el Pámpano a la Rosa se alía.
¿Soy Amor o soy Febo?.. Soy Lusignan o ¿Biron?
Mi frente aún enrojece del beso de la Reina;
he soñado en la Gruta do nada la Sirena...
He, doble vencedor, traspuesto el Aqueronte:
Modulando unas veces en la lira de Orfeo
suspiros de la Santa y, otras, gritos del Hada.
Eritrea
Columna de zafiro, bordada de arabescos,
-¡Reaparece!- Buscando su nido los Remeros
lloran: ¡desde tu planta de azur hasta tu frente
de granito la púpura de Judea se despliega!
Si ves a Benarés acodada en su río
coge el arco y reviste de oro bruñido el torso:
pues mira cómo el Buitre vuela sobre Patani,
y el Mar está inundado de mariposas blancas.
¡MAHDEWA! haz que floten tus velos en las aguas,
da tus flores de púrpura al curso del arroyo:
La nieve del Catay ya cae sobre el Atlántico:
Mientras, la del bermejo Sacerdotisa rostro
bajo el Arco del Sol todavía duerme:
-Y nada ha molestado al pórtico severo.
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